Esto era un kiwi, un kiwi feliz al que llamaban Wiwi.
Wiwi el kiwi vivía en una gran ¿kiwera? con todos los kiwis. Estaban todos los días de fiesta, y es que bien es sabido que a los kiwis les gusta más la fiesta que a un tonto un lápiz con tajalápiz.
Wiwi, como digo, era feliz, a pesar de que la semana pasada habían arrancado a sus primos y a su tía-abuela de la ¿kiwera? para comérselos. Tardó unos días en superarlo... hasta que por fin, su mejor amigo KiwiAmigoDeWiwi, así se llamaba, lo juro, le preguntó "¿Estás bien?" y Wiwi contestó "wiki" (jajajaja).
Un día apareció una mosca de la fruta, en este caso del kiwi, y empezó a devorar vivos a los habitantes de la ¿kiwera? uno a uno. Wiwi y los que quedaban de su familia y amigos intentaron huir desesperados, pero no podían, pues los kiwis no tienen las características físicas necesarias para moverse, y mucho menos para tomar la decisión de huir... estaban condenados a una espantosa y jugosa muerte segura.
La terrible mosca se acercaba haciendo zumbar sus alas con un sonido ensordecedor, aunque inaudible para un kiwi. Entonces se posó, miró a Wiwi como yo miro a un chuletón, le guiñó un ojo, luego sus otros doscientos ojos, hizo una reverencia, y se fue...
Y al kiwi Wiwi no le pasó... NADA.
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